Aunque de esta forma lograron aumentar la producción agropecuaria, afectaron a otros sectores de la población, como las comunidades indígenas y campesinas y a pequeños rancheros, quienes perdieron sus propiedades y no pudieron competir con los grandes hacendados.
Esta situación provocó el descontento de gran parte de la población rural mexicana y dio pie a levantamientos campesinos en los actuales estados de Veracruz, Hidalgo, México,Chihuahua,San Luis Potosí,,Nayarit, Sonora, Guerrero,Oaxaca,Chiapas,Yucatán y en el Distrito Federal, los cuales fueron reprimidos con violencia.
Unos cuantos mexicanos y algunos extranjeros eran los dueños de la tierra y las fábricas. En cambio, la mayoría de la población no poseía siquiera una parcela para sembrar, ni podía de forma independientemente a causa de la falta de recursos; por lo que trabajaban como obreros en las fábricas o como peones en las haciendas.
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